Servir desde la justicia: más que una profesión, una vocación
Ser parte del Poder Judicial no es solo un cargo. Es un llamado a defender lo justo, a proteger lo humano y a actuar con convicción incluso en los momentos más difíciles. Desde que decidí dedicar mi vida al derecho, ...
Ser parte del Poder Judicial no es solo un cargo. Es un llamado a defender lo justo, a proteger lo humano y a actuar con convicción incluso en los momentos más difíciles.
Desde que decidí dedicar mi vida al derecho, entendí que la justicia no es una estructura fría ni una oficina más del Estado. La justicia es el reflejo del alma de una sociedad. Y quienes la representamos tenemos la enorme responsabilidad de estar a su altura.
He presenciado decisiones que cambian vidas, rostros que esperan esperanza, y palabras que reparan años de silencio. En cada proceso, en cada expediente, hay personas con historias que merecen ser escuchadas con respeto y tratadas con dignidad.
Por eso, creo firmemente que ser magistrada no es solo interpretar la ley. Es actuar con ética, mirar con humanidad, y recordar siempre que cada resolución tiene un impacto real en la vida de alguien.
Hoy más que nunca necesitamos un Poder Judicial fuerte, pero también sensible. Que no solo dicte sentencias, sino que construya confianza, que proteja a quienes no tienen voz y que trabaje, día a día, con la certeza de que está ahí para servir.
«La vocación de justicia no se enseña, se siente. Y cuando se vive desde el servicio, transforma todo a su paso.»