Una justicia que escuche: la base de una sociedad fuerte
La confianza en las instituciones comienza cuando las personas sienten que son escuchadas. La justicia no solo debe ser eficaz, también debe ser empática, cercana y humana. En cada caso que llega a los tribunales, hay mucho más que documentos ...
La confianza en las instituciones comienza cuando las personas sienten que son escuchadas. La justicia no solo debe ser eficaz, también debe ser empática, cercana y humana.
En cada caso que llega a los tribunales, hay mucho más que documentos y argumentos jurídicos. Hay historias, emociones, heridas abiertas y esperanzas puestas en la justicia.
He aprendido que una de las cosas más valiosas que puede ofrecer un sistema judicial no es solo una resolución legal, sino la escucha activa y el trato digno hacia todas las personas que participan en un proceso. Cuando una mujer acude a pedir protección, cuando un padre busca la custodia de sus hijos o cuando una persona mayor necesita justicia después de años de silencio, debemos ser más que operadores del derecho: debemos ser garantes de humanidad.
Una sociedad fuerte no se construye solo con leyes, se fortalece cuando esas leyes se aplican con responsabilidad, ética y sensibilidad.
Por eso, mi compromiso como candidata a magistrada es poner a las personas al centro, trabajar con un enfoque profundamente humano y garantizar que la justicia no sea una estructura fría, sino un camino accesible y justo para todos.
«Escuchar con empatía también es hacer justicia.»